jueves, 6 de agosto de 2015

"Mindfulness y el valor de la atención plena", junto a Claudio Araya

Este miércoles 5 de agosto estuvimos conversando sobre el "Mindfulness y el valor de la atención plena", junto a Claudio Araya, y cómo la consciencia sobre estar presente puede ayudarnos a tener más autocompasión y aceptarnos con nuestros sufrimientos y alegrías.

Claudio Araya es Psicólogo Ph.D Investigación en Psicoterapia, Magister en Psicología Clínica, Magister en Investigación en Psicoterapia. Práctica y Desarrollo de talleres de manejo del estrés basado en mindfulness y curso de introducción al mindfulness para profesionales.

Mensaje Claudio Araya

Esta práctica es una invitación a traer nuestra atención al momento presente, de una manera integrada. En nuestra cultura occidental, hemos dividido mente y cuerpo, sujeto y objeto. En muchas tradiciones, en oriente y americanas, la división entre la mente y el cuerpo no existe. Y el termino mindfulness, incluye el darnos cuenta de lo que ocurre en este momento con nuestra mente, cuerpo  y corazón. No hay una separación conceptual entre estos elementos.  

Uno puede entrenar la atención y la mente, del mismo modo como entrenamos el cuerpo. Si levanto pesas todos los días, al mes el músculo de mi brazo estará más fuerte. Si practico del mismo modo mi atención, y puedo mantenerme en silencio 20 minutos, después de un tiempo, eso también se va fortaleciendo. Podemos entrenar esta energía, de estar presente. Hoy tengo la impresión que nuestro mundo entrena más bien la dispersión. Tenemos tantos estímulos que es fácil irnos en la dispersión.

El concepto de compasión se asocia más a la lástima. Y la verdad es que la compasión, desde el mindfulness, que tiene un origen en el budismo, tiene que ver con el valor y reconocer esta humanidad común, y la compasión en particular tiene relación con acoger el dolor y el sufrimiento y realizar acciones hábiles para que ese dolor se sane. No sólo es empatía, es actuar. La autocompasión seria acoger nuestra vulnerabilidad, nuestro propio sufrimiento, darle un espacio, ser amables con nosotros mismos, en vez de ser autocríticos y autoexigentes.

La gratitud genera efectos de bienestar en los participantes que dan la gratitud, más que en los que la reciben.

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